El acrecentado
Este personaje fue la motivación para la creación del popular refrán: “aunque el mono se vista de seda, mono se queda”. Creció en un barrio promedio, estudio en un colegio promedio, tuvo amigos promedio, trabaja en una empresa promedio y su vida es promedio. Pero la principal característica de este personaje, es que a pesar de esto, tiene un delirio de grandeza que se incrementa cada día. Esto se refleja en ciertas características que lo diferencian del común del promedio. Para la muestra, un botón:
- Evidencia su inmenso afán por crear vínculos con las altas esferas de su empresa. Intenta ser cordial y de vez en cuando, se le salta un comentario “ordinaresco” que lo hace quedar en ridículo pero que los demás soportan por puro respeto a lo que sabe hacer.
- Los trajes de paño que usa no dejan de ser promedio y ninguno alcanza para ocultar detalles de fina coquetería como su barriga resultado de domingos de fútbol y fritanga.
- Intenta parecer a la moda con un corte de cabello hecho por su peluquero de barrio, pero que solo le impone la marca del “más promedio”.
- Es guache por naturaleza, especialmente con las mujeres a quienes trata de manera ruin, en una muestra de su superioridad, para luego pasarles una atrevida mirada de esas que dejan sin ropa.
- Se vanagloria continuamente con sus viajes y adquisiciones, pero el conocimiento y cultura parece que los deja en el paquetero del avión.
Con todo, el acrecentado es un personaje que llega fácilmente a los cargos intermedios y con altas posibilidades de surgir, pues se gana la confianza de los directivos y termina por hacer que los demás promedios lo vean como lo que es: “un acrecentado”.
- Evidencia su inmenso afán por crear vínculos con las altas esferas de su empresa. Intenta ser cordial y de vez en cuando, se le salta un comentario “ordinaresco” que lo hace quedar en ridículo pero que los demás soportan por puro respeto a lo que sabe hacer.
- Los trajes de paño que usa no dejan de ser promedio y ninguno alcanza para ocultar detalles de fina coquetería como su barriga resultado de domingos de fútbol y fritanga.
- Intenta parecer a la moda con un corte de cabello hecho por su peluquero de barrio, pero que solo le impone la marca del “más promedio”.
- Es guache por naturaleza, especialmente con las mujeres a quienes trata de manera ruin, en una muestra de su superioridad, para luego pasarles una atrevida mirada de esas que dejan sin ropa.
- Se vanagloria continuamente con sus viajes y adquisiciones, pero el conocimiento y cultura parece que los deja en el paquetero del avión.
Con todo, el acrecentado es un personaje que llega fácilmente a los cargos intermedios y con altas posibilidades de surgir, pues se gana la confianza de los directivos y termina por hacer que los demás promedios lo vean como lo que es: “un acrecentado”.
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