Maquiavélico: Que actúa con astucia y doblez, RAE

A Stupidmani. Hombre taimado e indelicado.
Mientas las mujeres solemos caracterizarnos por la crítica insaciable y la habilidad para descubrir secretos y comentar enredos, los hombres por el contrario apuntan al “a mi nada me importa”.

Sin embargo, para los dos casos siempre existe quien rompa la regla. Por eso hay mujeres realmente prudentes y confiables y hay hombres ladinos y crueles, destinados a buscar cuentos secretos o a inventarlos donde no los hay. Esta especie puede ser vista como una de las más perjudiciales para la reputación y la salud de cualquier personaje corriente, por su habilidad para generar intrigas.

En los casos en que se requiera descubrir una de estas especies en el grupo que lo rodea, es preciso comprobar las siguientes características:


1. Pocas veces es capaz de sostener la mirada, por eso la mayoría de veces la dirige hacia el piso o cualquier lugar más bajo que los ojos de su adversario.

2. Usa palabras, prendas, cortes de cabello y cualquier accesorio más o menos vistoso, que le permita sobresalir de los demás.

3. Jura que es indispensable en cualquier parte y no se imagina ningún ambiente sin él.

4. Suele ser amable por apariencia, pero ante el menor error de quienes lo rodean, libera un comentario burdo y casual.

5. Grita, patalea y usa expresiones como “Virgencita del Chocó” para generar la risa de su grupo de compañeros en la oficina, pues no se permite a sí mismo dejar de ser el centro de atención.

6. Se autoconsidera el “parcero” de todos, el “bacán confiable” que alegra las tardes de estrés.
7. Observa, observa y observa pinta, modales, palabras, conversaciones y mañas de la gente que lo rodea.

8. Sus almuerzos y horas libres los dedica a rajar de lo observado y genera una comunidad alrededor del chisme.

9. Luego de un tiempo cuando siente que su archivo de comentarios está por explotar, se dedica a construir suposiciones en torno a su alrededor y a divertir a los otros con sus comentarios inclementes y muchas veces equivocados.

10. Está abierto a las preguntas, los comentarios sagaces, los chismes malintencionados y los actos de mala voluntad de sus grandes amigos, así al principio parezca no importarle nada de lo que escucha.

11. Arma grandes líos gracias a los comentarios que lleva y trae, pero pocas veces se descubre que ha sido él el culpable, por tratarse se un personaje tan simpático y bonachón que alegra la tarde de todos aquellos que son su comidilla diaria.

Comentarios

Anónimo dijo…
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kk dijo…
No sé, no he logrado identificarlo claramente en la oficina, pero creo que es un parroquiano que ante la negativa de las féminas opta por poner en tela de juicio la honorabilidad de las mismas, divulgando pendejadas. En mi oficina hay uno, pero aún no logro saber exactamente quién es... así que es una especie que se camufla, creo.

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