Giros.



Tres vueltas y me dejó mirando para otro lado este incio de año. Una palmadita en la espalda y la mejor de las suertes para asumir lo que venga. Luego, un apretón de manos y el anuncio de que las cosas ahí no iban a parar, que vendrían más vueltas en varios estilos: de montaña rusa, de buzo al lanzarse al agua, de carretera riesgosa y otras cuantas que catalogó como sorpresa. Y me dejó aquí, esperando un giro que me acomode, sin saber si acomodar signifique seguir girando.

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