Minutos.

Siempre hace falta tiempo. Siempre son necesarios esos cinco o diez minuticos más para dormir, comer con calma, terminar la tesis bien terminada, dar otro beso, abrazar por un ratito más, no verser afectado por el trancón, terminar un artículo, difrutar una persona antes de perderla por un tiempo o por todo el tiempo, leer ese libro que todavía no se acaba porque no hay cuándo, pensar bien una respuesta o una propuesta para no dar la equivocada, llamar a algún amigo olvidado, parar en una esquina y detallarla, rascarse la barriga, escribir un correo electrónico pendiente desde hace días, ir a una tienda cualquiera, sentarse a comer un helado y pensar; dibujar y colorear o simplemente ver pasar.

Pintura "La persistencia de la memoria" de Salvador Dalí.