Cierta especie

Hupilas

Todos los días, sin falta, como un destino trazado, como un sino fatal, los hupilas pierden alguna cosa y encuentran otra.

De nada valen guardias de seguridad, de nada valen medidas precautelativas, inventarios, cajas fuertes, duplicados, alarmas. Cada uno de sus días perderán alguna cosa y encontrarán otra. Una al día.

De repente, al abrir la nevera, un hupila puede encontrar una corona de diamantes que otro perdió. Y en cierto momento buscará, por ejemplo, su zapato izquierdo y este habrá desaparecido para siempre.


No obstante que los hupilas saben lo aleatoria que es toda propiedad, su naturaleza los inclina por instinto, irreprimiblemente, a apegarse a siete fetiches en su vida. Desde pequeños saben su lista; por ejemplo: una camiseta roja, un estilógrafo, unos anteojos, una escultura de vidrio, una cartera de cuero, una moneda de plata, un diccionario. La lista puede incluir cosas que aún no tenga, pero que serán suyas en algún momento y a las cuales se apegará con codicia, con pasión.

Cuando pierde la primera cosa, el hupila sentirá un desgarramiento interior, una especie de sensación nueva, distinta. Y así, la pérdida de cada uno de sus siete fetiches será una mudanza de piel de los hupilas, hasta el momento en que desaparezca el séptimo, cuando su existencia pierde todo sentido y entonces mueren por falta de interés en la vida.

Si un hupila quiere una rosa será para recuperar la que perdió el día anterior.

Darío Jaramillo Agudelo - Guía para viajeros.

Comentarios

Entradas populares