No es cosa de alas





Hace un par de semanas leí un libro sobre ángeles. Nunca lo habría comprado sino es porque estaba en la sección de ofertas de la librería de mi barrio. El tema me atrae y quisiera creer ciegamente en su existencia, pero muchas veces esta tarea me queda grande. Otras veces en cambio me sorprende ver cómo estos seres parecen encontrarse en rostros y situaciones diarias.
Esto último fue lo que me pasó el fin de semana cuando estuve de viaje y cada situación parecía tener algo que la mejoraba: por ejemplo en un experto en tratar aquel dolor que no te deja y que te atiende por pura casualidad para darte alivio a cambio de nada; el piloto que te espera y te tranquiliza en la sala de embarque cuando vas tarde y a punto de un ataque a tomar tu avión, la señora que te recibe en el aeropuerto de vuelta con una sonrisa y con una charla hecha a tu medida, los desconocidos en pleno vuelo que te ofrecen su mano y te entretienen justo cuando lo necesitas, la amiga que te alienta las ganas de seguir viajando y te alcahuetea tu próximo destino; la fortuna de escapar del contacto con una serpiente aún cuando la tuviste a centímetros tuyos, el discurso de un tercero que te cae como anillo al dedo sobre lo que vives ahora, los sabores que anhelas y llegan a tu mesa; y los abrazos, saludos y apretones que necesitabas y que recibes casi que por cosas del azar.
No se aparecerán con alas y de un blanco casi invisible, pero al parecer estos personajes andan por ahí.

Comentarios

Anónimo dijo…
Que articulo tan maravilloso!!! Si, Angeles no son Los que visten de blanco y aletan sus alitas de plumas.. Angeles son personas como tu (escritora trebolina) que aparecen de la nada en tiempos y tierras lejanas..para dar alivio y deleitar con historias tan lindas a personas como yo...

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